domingo, 18 de mayo de 2008

¿Dónde está el pájaro azul?

ilustracción: Jimo (o sea yo)
Desde su aparición en París, Maurice Maeterlinck se interesó por el teatro. Los dramaturgos simbolistas hicieron una llamada a la “desteatralización”, que se traducía en desproveer al teatro de todas sus trabas técnicas y escénicas, propias del siglo XIX; remplazándolas por la espiritualidad del texto y una interpretación genuina de los actores. El ritmo de las obras era en general lento y parecido a un sueño. El propósito era provocar una respuesta más inconsciente que intelectual en el espectador.
Un ejemplo de este tipo de teatro es El Pájaro Azul, obra publicada en 1909. Aunque las obras de Maeterlinck con mayor concentración de simbolismo fueron realizadas en las últimas décadas del siglo XIX, como La princesa Maleine (1889) y Pelléas y Mélisande (1892), El Pájaro Azul contiene elementos que lo pueden catalogar en dicha corriente. La obra presenta una variedad de imágenes que se crean y se disuelven en un contexto cercano a lo épico, en donde dos hermanos –Tyltyl y Myltyl- realizan una proeza que se transformará en una ensoñación de redescubrimiento.
Tyltyl y Mytyl se encuentran en casa, curioseando a sus vecinos. Ellos se ven sorprendidos tras la llegada de una vieja encorvada y tuerta, vestida de verde. Se dice ser el Hada Beryluna, guarda en su caperuza roja un secreto y ha venido especialmente ha encomendarles una misión: encontrar al Pájaro Azul.
El secreto es un Diamante, este artefacto vislumbra una dimensión escondida, en donde todas las cosas tienen vida y se animan. Haciéndolo girar de derecha a izquierda, puedes contemplar la esencia de los objetos. Se ve al instante mismo lo que hay en las cosas: el alma del pan, del vino, de la pimienta por ejemplo. El hechizo nos permite conocer a los acompañantes de los niños: el alma de la Luz, el Fuego, el Agua, el Pan, el Azúcar, el Perro, la Gata y la Leche.
El primer encuentro que tienen Tyltyl y Mytyl es con sus hermanos y abuelos, los vuelven a ver en El País del Recuerdo. Los familiares ya están muertos; aunque ciertamente el abuelo Tyl manifiesta que no lo está del todo. En el País del Recuerdo todos los habitantes están en un letargo, pero las personas despiertan a veces y vuelven a ver cuando alguno de los vivos los evocan o recuerdan. Ahí el abuelo Tyl dice: -Sí, no es poco lo que dormimos aguardando que un pensamiento de los Vivos nos despierte... ¡Ah! Bueno es dormir cuando la vida ha concluido...Pero agradable es despertarse de cuando en cuando. En ese lugar los viajeros encuentran al Pájaro Azul, ya lo tienen en una jaula. Al verlo de nueva cuenta, satisfechos de haber cumplido su misión, se percatan que el Pájaro no es más azul, se ha vuelto negro.
En El Palacio de la Noche, Tyltyl con ayuda de sus amigos, atrapa pájaros azules en una parvada que se extiende en un jardín inmenso. Hay millares de ellos, y tienen muchos para entregarlos a la Hada. Las aves no soportan el cautiverio. Al instante, ya hacen con la cabeza pendiente y las alas rotas.
Los niños conocen a los Groseros Goces en otro lugar encantado. En los Jardines de las Dichas tratan aquellos llamados: Goce-de-ser-rico, Goce-de-la-vanidad-satisfecha, Goce-de-no-hacer-nada y demás goces banales. Con este hecho, se muestran a los bienes como dichas groseras. El autor ,en boca del protagonista, dice: “los que no tienen, pueden mirar a los otros”. Son al fin y al cabo tan burdas las cosas materiales, que vale más verlas que poseerlas.
También se conocen a las verdaderas Dichas. Nunca las habían visto, pero conviven con los niños desde hace años. Siempre han estado cerca de ellos. Lo recién descubierto es un tesoro, por lo que la Luz advierte a Tyltyl: -Veras a muchas más a medida que la influencia del Diamante se derrame por entre los jardines... Se encuentran sobre la tierra muchas más Dichas de lo que uno cree; pero no las descubren la mayoría de los hombres.
El último lugar es El Reino del Porvenir. Allí habitan los niños azules que han de venir en un momento preciso al mundo, con la autorización del Tiempo. Él es guardián del cosmos, anciano de barba flotante, lleva como arma una hoz y en la otra mano sujeta el reloj de arena. Todos los niños traen consigo la marca de su vida. Son millones los ansiosos que esperan vivir. No hay otra cosa que hacer en El Reino del Porvenir, más que planear inventos, hazañas y maleficios.
Regresan de la travesía. Tyltyl y Mytyl despiertan de su sueño, para darse cuenta de que la pobre casa en que habitan es bellísima. Hay una revitalizante sensación que inunda el ambiente. La luz alumbra las cosas de una manera distinta. El Pájaro Azul esta ahí, en su habitación: es la pequeña tórtola que siempre han tenido en la jaula. Nadie la había visto, era tan común y cotidiana, que no se molestaban en voltear. Más tarde, cuando asimilan el descubrimiento, el Pájaro Azul huye y nunca se sabe de él.
La alegoría se presenta de manera constante. El Pájaro Azul, ave inasible, es la encarnación de la felicidad perfecta. Esta felicidad en cierta medida, se identifica con el conocimiento de todas las cosas. En la trama es necesario encontrar al ave para concretizar nuestros anhelos. Sin embargo el Pájaro Azul no puede coexistir con humanos, sin que cambie el color cerúleo de su plumaje o muera irremediablemente. En un inicio aparece ilusoriamente en todas partes. Al ser atrapado, su encanto desaparece. La felicidad, podríamos decir, no depende de su posesión; sino sólo del intento que significa emprender su búsqueda.
En el último dialogo, Tyltyl comprende la naturaleza errante del Pájaro Azul. Piensa, una vez que el ave ha volado, en la esperanza de algún día volver a prenderlo. –Si alguno lo encontrare de nuevo, ¿querría devolvérmelo?... Necesitamos de él para ser felices más tarde.

1 comentario:

Cynthja Gar-men dijo...

Es la escencia del deseo. Podre ver algo, casi tocarlo o incluso tocarlo por unos momentos pero el conservar esto lo mata. Somos bichos raros los humanos. El mayor deseo está entre dos personas que no pueden tocarse.
Te dejo una frasesita que vi hoy en el messenger y a lo mejor te pone de buenas:
"Nena, haz patria: ama a un chilango"

Qué tengas linda semana!