jueves, 11 de junio de 2009

La exégesis política de los sueños


Hérnandez Montecinos, Héctor. NGC 224 o TRAGA I.
Literal, colección Limón Partido, México 2009.



La interpretación de los sueños
de Héctor Hernández (Santiago, Chile, 1979) es un ideario épico redactado por cientos de HH, el poema es una erosión de sí mismo escrita a pulso y a manera de un lavado de pensamientos. Este no es un ideario particular sino un resonador de consciencias, donde el propósito político bordea al poema encerrando los claroscuros de la condición humana. La vida lleva venas poéticas en sus brazos, pero Héctor no se conforma con apropiarse de esas extremidades y hacerlas suyas, sino compone un himno de guerra desde su interior para declarar la contra-poesía del mundo, de su pequeño país “Chile culiao”. Los libros, para él, se compilan en los instantes que uno deja de vivir y se entrega como un pararrayos del bienestar. “La literatura para ellos fue una nueva dictadura del bienestar”. El autor sigue narrando el desmoronamiento de su patria que son las dos cordilleras que ya no lo sostienen, por eso aprendió a permanecer de pie del propio dolor. Ahora se vuelve un mago de fronteras.

El manifiesto de Hérnandez Montecinos es un acercamiento a una ideología que hace del marxismo, liberalismo o anarquismo unas metodologías del lugar común, porque el argumento de su poder es la rabia y el amor. “El centro de un sistema político en mi corazón” dice a través de Yaxkin Melchy, aunque ese sea el corazón de ambos. El poeta habla de la dictadura, la hiperdictadura y la postdictadura como la extensión del Estado de sitio donde los hombres son el basurero del mercado y el poder estatal se maximiza con el miedo. Las libertades públicas son una moraleja equivocada, cuando los fabulistas pensaron que los hombres eran los animales. En todo Estado de sitio, las garantías individuales se suspenden o disminuyen, pero en su Estado de emergencia “hablan de los derechos como si fueran figuras literarias”. El tirano en la República de las letras sigue por mucho tiempo, pero Héctor ya dio su propio golpe de Estado; porque él sabe que como la historia universal, “los buenos poemas tiene mala memoria”.

No hay comentarios: