lunes, 4 de mayo de 2009


Volé en un globo aerostático porque fueron los corazones enormes latiendo en la mitad del cielo raso. Subí hasta reventar en un ángulo obtuso del planeta. Tomé un puñado de hombres y los lancé como confetti pero no se sostuvieron. Esta gente aterrizaba dentro de mí con sus paracaidas improvisados o desplegando sus sombrillas rotas. Uno de ellos se desparramó en una gota gigante y, en el lago que formó, pude encontrar a mi espiritu embellecido.

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